viernes, 16 de septiembre de 2011

En retrospectiva, Masahiro Shinoda

Por Ismael Martínez


Masahiro Shinoda, uno de los más grandes cineastas japoneses de la historia. Notable influencia para oriente y occidente, su estilo narrativo posee ya un lugar privilegiado en los anales de la cinematografía, a lado de nombres como Ichikawa, Oshima, Mizoguchi, Yoshida, Kobayashi y Kurosawa.


Apostado en el escrutinio del drama moral de la posguerra, siempre desde una óptica local, profundamente humana, Shinoda desarrolló en más de tres decenas de películas una mirada crítica al espíritu de un altivo imperio destrozado por una desdibujada ambición nacionalista.


En dicho tenor, siguiendo con una fructífera alianza, la Cineteca Nacional y la Fundación Japón ofrecen un recorrido por trece filmes de maestro japonés, desde sus primeros trabajos realizados para los prestigiosos estudios Sochiku, hasta sus ensayos de estética libre, producidos de forma independiente hacia la década de los años ochenta y noventa.



Así, bajo el nombre de “Retrospectiva: Masahiro Shinoda”, el recinto apostado en Av. México Coyoacán #389, colonia Xoco, exhibirá un largometraje por día del realizador japonés, iniciando el pasado martes 13 y hasta el próximo domingo 25 de septiembre en la pequeña Sala 4 “Arcady Boytler” de dicha institución.


Filmes como El lago seco (1960), Mi rostro enrojecido al amanecer (1961), Flor pálida (1964), Asesinato (1964), El espía samurái (1966), Doble Suicidio (1969) y La juventud de la posguerra (1984), justifican las formas narrativas de un cineasta marcado por la estética del teatro kabuki y la pasión dramática de “El bardo inmortal”.


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