Esta noche, de regreso a casa, experimenté un raro acontecimiento en las inmediaciones del metro capitalino. Frente mío, de pie, entre la marabunta de abrigos, pude observar con claridad a una pareja de tórtolos compartiendo audífonos, pegados éstos a un bien resguardado iphone que a su vez retozaba cómodamente sobre la palma del muchacho, quien sostenía dicho aparato en ademán indiscutible de estar observando un interesante video. Las estaciones pasaron, los codazos a la zona hepática continuaron y su humilde servidor permaneció con la vista hundida en las letras de una revista que llevaba un rato repasando…
Fue durante uno de esos ganchos al hígado sin ningún mal ánimo cuando mi vista alcanzó a percibir de qué se trataba aquél video en dicho aparato de la previamente mencionada pareja de enamorados. Cuál fue mi sorpresa al percibir aquellos familiares adornos en la minifalda negra de Hastu-Miku mecerse proyectados en una pantalla ultra delgada que, puedo asegurarles, era la del ya mundialmente famoso concierto “holográfico” del Miku-Fest 09. Me tallé los ojos, descarté por completo alguna falla propia de la miopía, y no pude sino esbozar una tenue pero complacida sonrisa. Uno sólo puede darse cuenta de la magnitud verdadera en un fenómeno de índole popular cuando lo observa actuante en las inmediaciones del transporte colectivo.
1 comentario:
En serio? En México y aún más en el metro? :O Yo tembien hubiese esbozado una sonriza :3
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