Kuranes II, tercer aniversario…

Por Ismael Martínez

Tres años. Más de mil días. Superar las cuatro cifras. Cientos de miles de horas tras el ordenador. Horas volcadas al escrutinio fanático del Japón y su periferia. Del cine, la literatura, la cultura japonesa. De los cómics en general y particular, de los monitos y las caricaturas, del celuloide animado, de las páginas impresas…

Durante todas esas horas, esos días, se ha invertido mucho tiempo y esfuerzo. Y se ha cosechado también algún éxito. Kuranes II ha conseguido colarse entre las 128 bitácoras internáutas más visitadas en el apartado Cómic/Anime/Manga de Blogalaxia. Hemos logrado captar la atención de fanáticos en todo el mundo, en España, Argentina, Venezuela, Chile, Perú, Costa Rica. En Francia, en Bélgica, en Alemania en Estados Unidos.

Recientemente, nuestro espacio ha ocupado el escaño de honor en Paperblog, un directorio amigo que siempre nos ha tenido en piadosa consideración. A todo esto, se preguntarán por qué un bloggero solitario se empeña en dirigirse a su público en plural, como si no fuera un solo sujeto quien redacta, administra, diseña y publica todo el contenido visible en pantalla. La respuesta es clara. Porque el trabajo realizado se ejecuta siempre teniendo en consideración al público lector. Oportunidad de compartir un pedacito de La Red que, pareciera siempre, demasiado amplia para ser navegada, sin guía, en solitario.

Es tradición además, colocar una postal de aniversario que recupera la carátula de dicho espacio en vigencia durante el mes de marzo del año pasado. Inesperadamente, justo hace un año, adornaba este espacio una de las bellísimas postales promocionales realizadas para promover Tokyo Magnitude 8.0. La coincidencia resulta estremecedora en estos momentos de dura prueba para el pueblo japonés a uno pocos días de haber sufrido un terremoto de 8.9 grados en escala de Richter, el cuarto movimiento telúrico más poderoso del cual se tenga registro en la historia moderna.

La postal pues va dedicada ahora a la memoria de sus miles de muertos, a los todavía muchos desaparecidos, a la cantidad abrumadora de huérfanos. Una celebración muda de algarabía, superada siempre por los estertores del universo terreno.