Viernes 12 de febrero, en un domo cerrado en el puerto de Vancouver, a escasos kilómetros de la frontera con EU, decenas de miles de personas portan un rompevientos blanco sobre sus hombros, esperando que el reloj marque las seis post meridiano y, entonces, su hogar se convierta oficialmente en la capital deportiva del mundo. Ni ellos mismos conocían que formarían parte activa en la ceremonia de apertura de la presente edición de los juegos olímpicos invernales en la emblemática ciudad canadiense.
A tres días, un atleta ha muerto, Estados Unidos (3 bronces, 2 platas, 1 oro) domina el medallero, los anfitriones terminaron ya con su maldición localista, y Google, el gigante de los buscadores internáutas, le dedica el día a los juegos con una bella y minimalista acuarela en su página de inicio.
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P.D. La representación mexicana fue prácticamente nula y la delegación nipona sigue en ayunas.
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