Por Ismael Martínez
Vida distinta, paralela, difusa, extendida. Todo ello califica al usuario en línea. Una persona que deja de ser ella misma, que trabaja, estudia, consume y se realiza. Para todo ello se adhiere a meta-organizaciones, grupos de individuos que rodean un mismo punto, que discuten, pelean, que se apasionan; que se forman bajo una misma línea. Constituyen ellos “comunidades virtuales”. Rara vez se miran de frente, en persona. Se conocen por avatares y motes. Por hobbies comunes. Fraguan amistades a distancia. Se organizan. Hacen planes, se dividen tareas, misiones. Pujan uno detrás del otro, buscan avances. Si alguien no funciona lo eliminan. Consiguen logros, tienen un nombre. Uno fanático: dark, keitaro, azuma, blueberry, himawari, neo, etc.
Ellos son los Fansubers. La no-identidad. Las mentes detrás del “crimen blando”.
Se encargan ellos de hacer la talacha, buscar el soporte, trasponer su trabajo. Gratis, sin demora. Todo para compartir sus esfuerzos, cosechar la emoción de servir al otro bajo un tenue manto…
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