Texto y fotos: Ismael Martínez
A todos los púberes adultos...
Hablando de Libros, ¿se han imaginado cómo trata un adolecente al libro que le obsequian en la escuela? Generalidades aparte, les platico uno que conozco…
Uno. Sienten profundo desprecio hacia el gobierno (antítesis de cualquier tipo de diversión y/u honradez; asesino de tardeadas), ya que ahora el profesor (maldito gafudo bizco) les obligará a leer otro libro, además de los contemplados en el programa del curso (qué lío, el mandato es la madre de la disidencia).
Dos. Sopor inmenso: primero, por libro; segundo, por grueso; tercero, por literatura; y cuarto, por regalado (sinónimo: desechable).
Tres. Pierden siempre la página en la que iban. Tienen entonces que leer grandes trozos porque no se acuerdan que pasaba entonces… (Nota: ¿Conocen los separadores?, ¡qué va!, ellos se la apañan).
Cuatro. Les implica trabajo. Deben forrar el libro con plástico. El material será puesto a prueba con el mayor número de frituras, juguitos y masticables.
Nótese el maltrato, más aun, sólo hacia las páginas leídas. El resto, inmaculado.
Cinco. Lectura obligada huele a examen… ¿Cómo recordar tantas palabras?
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