La multipremiada serie televisiva Lost llega hoy a su esperadísimo capítulo(os) final. Uno que, más allá de la posible complacencia o la más absurda debacle, pondrá término a seis años de expectativas altas, de grandes presupuestos y colosales aciertos. Lost significó un hito en la historia de la ficción televisiva. Con su trama consiguió abrir el espectro del contenido transmisible en la pantalla chica.
Difícilmente se consigue tanto sin un buen libreto. Un guión dramático construido desde la vivencia biográfica, que introdujo misterio, que derivó después en suspenso, y que decantó finalmente en profundidad mística y ficción sobre ciencia. Una historia que ha calado en el ya en pensamiento lúdico generacional, que ha creado y sostenido a su propio, extenso y devoto fandom.
Clip ganador de “The Ultimate LOST Fan Promo Contest”…
Esta noche la trama termina. Sin recelos, sin dudas, sin remordimientos. Pronto sabremos si nuestros perdidos compañeros terminan sus deberes en la Isla. Observaremos el final de un confundido médico cirujano, bien intencionado y con complejo de héroe; de un atormentado estafador víctima de la ira y el arrepentimiento; de un cálido obeso hijo de hispanos con un extraño historial psiquiátrico; de un autómata exmilitar iraquí; de una huidiza asesina confesa; de un ente letrado, manipulador sin escrúpulos; pero sobre todo de la batalla final entre el ignoto monstruo de humo y Jacob, el rubio seudoapostol, guardián de una fuerza ignota que sólo mora en la Isla, y cuyo resguardo es motivo de tan apoteósico y poco azaroso cónclave. Porque Lost es, en el fondo, la reproducción fundamental de otra lucha entre el bien y el mal, así, en conceptos maniqueos, una trama sobre la búsqueda y conciliación del enemigo interno.
Otro de los muchos promos fanáticos que pueblan el ciberespacio...
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