Por Ismael Martínez
Cuando a mediados de mayo Guillermo del Toro (El laberinto del Fauno) anunció su renuncia de la dirección de las dos cintas de El Hobbit, un proyecto en el cual había invertido ya dos años, el mundo comenzó a preguntarse qué era aquello tan importante como para darle la espalda a un cantado éxito multimillonario.
Se habló entonces de los problemas financieros de la productora Metro-Goldwyn-Mayer, dueña de los derechos de adaptación, los cuales habían retrasado por muchos meses la filmación de la cinta en locaciones de Irlanda; se dijo además que se le había pedido a del Toro que rodara no sólo de forma tradicional sino que lo hiciera con tecnología IMAX 3D, como dicta la más reciente tendencia en Hollywood, todo lo cual ocuparía al director mexicano por lo menos otros dos años de tiempo completo. Fue así que del Toro decidió decir adiós a la inactividad de la megaproducción para concentrarse en otros proyectos.
Durante la pasada Comic-Con de San Diego, del Toro fue protagonista. No sólo reafirmó sus planes para adaptar al celuloide At the Mountains of Madness, novela corta del escritor estadounidense H.P. Lovecraft (1890-1937), sino anunció que el guión en el cual ha trabajado durante más de diez años será producido por James Cameron (Avatar).
Informó además estar escribiendo una historia para La Mansión Embrujada de Disney y presentó el avance de su más reciente filme: Don’t Be Afraid of the Dark, remake del thriller para televisión producido en 1973 por la cadena ABC, del cual el cineasta comentó ser “uno de los más aterradores que recuerda haber visto” pero que no mucha gente pudo disfrutarlo ya que no es muy recordado en la historia del género.
La cinta que será estrenada el 21 de enero del año próximo en salas norteamericanas, cuenta la historia de Sally Hirst (Bailee Madison: El mundo mágico de Terabithia), una pequeña niña que se muda con su padre Alex (Guy Pearce: The Time Machine, The Hurt Locker) y Kim (Katie Holmes: Batman Begins), la nueva novia de éste, a una vieja casona en Rhode Island, una residencia decimonónica en la cual habitan criaturas monstruosas dispuestas a alimentarse de sus nuevos inquilinos.
Como dato curioso, del Toro se dijo “honrado” de que la MPAA, la asociación encargada de otorgar clasificación a las cintas en EU, le diera a su película el rango “R”, el grado máximo de restricción existente, por tratarse de una película “profundamente aterradora”.
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