Por Ismael Martínez
Con la participación de 60 sellos editoriales autónomos dio inicio la segunda edición de la Feria del Libro Independiente en las inmediaciones de la Librería Rosarios Castellanos del Centro Cultural Bella Época y cuyas actividades se extenderán hasta el próximo sábado 28 de junio.
El evento organizado por la Alianza de Editoriales Mexicanas Independientes (AEMI) con la ayuda del Fondo de Cultura Económica (FCE), tiene la finalidad de exhibir, promocionar y difundir los volúmenes publicados por sellos independientes nacionales que debido a sus limitados recursos no consiguen una apropiada distribución.
Es así como bajo el lema “Lee diferente”, sellos independientes con ganado reconocimiento como Almadía, Sexto Piso, Libros de Godot, Ediciones El Naranjo y Ediciones del Ermitaño, comparten espacio hombro con hombro de editoriales emergentes como Ficticia Editorial, Editorial Resistencia, DGE Equilibrista, Quimera Ediciones, Red Vértice, Parentalia Ediciones o Editorial Verso Destierro en una jornada que pretende impulsar la publicación autónoma de filosofía, narrativa, ciencias sociales, cuento, poesía, teatro, pintura, ensayo y fotografía.
En el marco de la Feria se llevarán a cabo presentaciones de libros, mesas redondas, firmas de libros, sesiones con experimentados cuentacuentos y se entregarán los premios a “Los mejores libros del 2010”, así como el “Reconocimiento a la trayectoria editorial”.
Editores independientes, por amor al arte…
“Sí”. Esa fue la respuesta contundente que entre carcajadas espetó Mauricio Bares, escritor y Director Editorial de Nitro / Press, al ser cuestionado sobre si la génesis de un sello independiente puede derivar de un escritor que no consigue publicar por otros medios.
El chascarrillo venía al caso porque Bares se hizo famoso en la escena literaria del norte del país por ser conocido como “el escritor malo” vía el seudónimo de “Anónimo Hernández”, personaje que se regodeaba de narrar lo que le viniera en gana con la redundancia propia de la charla común e ignorando, por ejemplo, la inclusión de los signos de interrogación al inicio de una frase, como hace ya casi todo el mundo cuando escribe en su celular o en las redes sociales.
Bares aprendió el oficio de editor en las filas de las grandes empresas con las que ahora compite. Fue en el año de 1997 cuando decidió dar vida a Nitro / Press, un pequeño sello independiente que publicaba libros, una revista literaria, arte postal y producía también una revista en video. Recientemente el sello independiente comenzó una segunda etapa con la publicación de Apuntes de un Escritor Malo y la reedición de Ya no quiero ser mexicano!, títulos ambos de la autoría de Bares y de los cuales, este último, está por obtener una segunda parte.
En dicho tenor, Gerardo González, Director de Editorial Aldus y representante de la AEMI, comentó que los sellos independientes son los verdaderos preocupados por el futuro del libro, son ellos los que pueden permitirse publicar libros “por amor a la literatura” más allá de cualquier móvil económico.
En entrevista con Agencia Noticias 22, González declaró que “la feria está concebida como un espacio para las editoriales de mayor riesgo en la escena editorial mexicana, son editoriales que apuestan por autores jóvenes, por propuestas literarias radicales que no están probadas y que tal vez e en el mercado no tienen una repercusión económica tan importante como los catálogos de los grandes grupos”.
A diferencia de éstos, continuó González, los sellos independientes hacen un mejor trabajo de edición y ponen mucha más atención a los detalles. Además, resultan una opción inmejorable para los autores ya que no tienen que lidiar con engorrosos procesos burocráticos o preocuparse por la integridad de su texto ante la literatura como objeto de mercado, y ni hablar de los reducidos ingresos por regalías que ascienden apenas a unos pocos pesos por volumen vendido.
Asimismo, mencionó el caso del escritor Mario Bellatin quien tuvo un fuerte desacuerdo con una reconocida casa editorial española porque ésta le pidió recortar la extensión de su obra porque “no se vendía” y al mismo tiempo, en el colmo del cinismo, le presentaban el contrato para editar su nuevo libro.
AN22/ IM
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