Por Ismael Martínez
"Me niego a vivir en un mundo ordinario... como una mujer ordinaria.
A establecer relaciones ordinarias.
Necesito el éxtasis.
Soy una neurótica, en el sentido de que vivo mi mundo.
No me adaptaré al mundo...me adapto a mí misma..."
Anaïs Nin
Cada marzo el mundo cambia, la calle, la tele y la radio se tiñen de rosa pastel. Es el mes de la mujer como mujer, no de ésta como amante (febrero), ni como madre (mayo) sino el justo medio: mujer. ¿Por qué es celebrable?, simple, porque la mujer representa la mitad más presentable de la humanidad.
No soy feminista. Ni de lejos. Pero comprendo su causa, sus propósitos, su razón de ser. Me entristece decirlo, su labor es necesaria. Explico.
Desde que el mundo es mundo alguien ha estado arriba. No importa quién, ni cómo, siempre la mujer ha sido pre-valorada. El macho pletórico ha dominado los últimos milenios, he de decirlo, con abominable frecuencia. ¿Acaso sería mejor un mundo al revés, entendido como inversamente proporcional desde el femenino universal?; decididamente NO. Sería igual.
Hace muy poco me encontraba compartiendo un par de ideas sobre la inutilidad sexista del feminismo. Sí, argüía la prestancia agresiva que contiene el término, ya que resulta, en breve, igual al machismo porque enfrenta: enaltece degradando. Eso es sexismo. Obtuve entonces de cierta actriz la siguiente réplica: “el machismo nace para aplastar, el feminismo para defenderse”. Brillante.
Enmudecí de pronto. Tiene razón el argumento –pensé– el espíritu del mismo es rescatable. Hay que entender al feminismo de esa forma, como defensa. Una necesaria, permanente, difundida y diversa. Una que nace con caducidad. Que surge con el único propósito de migrar innecesaria.
Hay sin embargo feministas sexistas, sí, me he topado con algunas. Flamígeras personas que mantienen intacta esa dañina perspectiva de dominación, lo hacen con furia plena, la mente fresca y alta, confiadas en su consigna mártir. Sobra decir que la mayoría han sufrido los excesos de alguna figura fálica. Es triste, pero sondeando, así resulta. No se puede sostener conversación alguna con ellas. Repiten en su memoria aquella terapia inversa, dolorosa: ellos (los hombres) son unos.... Se convencen de su posición disminuida, que perciben permanente, herida. Ese feminismo no funciona, no sana, no sirve de gasa.
El feminismo, el real, no busca igualdad, ésta no ha nacido en términos reales. Lo que requiere es equidad. Esa “justicia natural” a la que apela Luis Villoro, no inquiere nada más.
Concibamos a la “lucha de género” no como una batalla, sino como una reconciliación con nuestra cualidad humana. Pronto llegará el día en que la distinción hombre-mujer exista sólo por motivos biológicos, morales y estéticos, no por construcciones inútiles y retrógradas. No por ley, que es reflejo de los fracasos del hombre, sino por amor al ser.
Epítome
Feliz día madre. Feliz día hermanas, amigas, señoras todas. Espero, de corazón, que llegue el día que olvidemos el pretexto del 8 de marzo. No por dañino, sino por innecesario. ¿O acaso hay un día del varón? Debiera, pero esa es otra cuestión.
Venus del espejo, Velázquez, óleo sobre lienzo, 1599-1660
3 comentarios:
Comparto...
el feminismo no se le parece al machismo,son definiciones totalmente opuestas,otra cosa son algunas feministas que confunden una causa necesaria con el sexismo,ahí es donde crea más confusiones ante algo tan necesario como es el feminismo¡divino por donde se mire!
saludos
Tienes razón. Desde ese día, después de dicha conversación, mi visión del concepto muto definitivamente. El feminismo como "resistencia" es loable, habrá que trabajar para hacer innecesaria dicha defensa...
Gracias por tus comentarios. Saludos
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