Otro mes ha girado lacónico este mundo sin el genio enorme de Satoshi Kon. Cuatro semanas más han transcurrido desde su última mención en este espacio, un silencio largo, un silencio injusto. Siempre he considerado, desde su primer trabajo, que el legado cinematográfico de Kon tuvo a bien rozar el culmen de dicho código estilístico humano, por tanto, he decidido continuar recordándole por medio de periódicas reseñas a su obra completa en solitario. Las mismas, prometo, serán liberadas –junto con algún tributo gráfico de los muchos realizados por incipientes artistas plásticos– cada día 24 de los meses futuros. Dicha fecha en recuerdo de aquella noche de agosto cuando su alma infinita abandonó, súbitamente, la prisión del cuerpo...
Imagen por E.T 劉
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