Por Ismael Martínez
Largas filas de alaciado cabello oscuro cubren hoy cada esquina de los cines nipones. El entusiasmo es mayor en las callejuelas y aparadores de Akihabara, donde tiernas jovencitas visten con gusto pelucas azules, pupilentes rojizos y trajes de colegiala. Cientos de carteras y bolsillos resuenan con gozo de billetes y monedas. Es dinero que espera inyectar de vida las nubladas tardes de Tokio.
Ahora en Japón ya es sábado, el día tradicional para los estrenos cinematográficos, y el pronóstico del clima es despejado. Hoy es 27 de junio y la segunda cinta del renovado Project Eva ve la luz en las salas de cada gran ciudad nipona. Una cinta que ha creado expectativa desde su anuncio mismo, hace ya un par de años. Y la expectativa se basa por completo en el prestigio de la firma.
Evangelion: 2.0 You can (not) advance no es solo un filme. Es la encarnación comercial del culto. Neon Genesis Evangelion vio la luz hace casi 15 años y reboza aún de energía creativa, de poder mercadológico, de abundante cariño sectario e inteligencia en argumento. El secreto de su eterna juventud es la repetición no-continua. Esa amada trampa que permite a la franquicia anudar el mínimo posible de los largos hilos sueltos. El título bulle entonces de pasión desmedida.
Es claro que cualquier aficionado con poco más de 20 años admira al menos el logro del afamado estudio Gainax. Su capacidad para crear tramas de un futurismo basado en pulsiones humanas. De monstruos que son héroes y bestias. De cábala inaccesible. De fe y de ciencia. De la permanencia en el mundo gracias a enormes máquinas orgánicas pilotadas por desconcertados adolecentes. Jóvenes que no saben lo que protegen porque aún no le encuentran sentido a la vida.
Evangelion es un ensayo de los logros y fracasos de una especie que basa sus vidas en activos de ciencia. Ciencia que le explica lo que no entiende, y que no entiende lo que explica. Eva desnuda la certeza pragmática y propone: la confianza única del hombre está en la fe de ser quien es por el gozo mismo de serlo. Las respuestas están dentro.
En México, los consumidores activos tendremos que esperar un par de meses para importar la cinta en formato DVD. Mientras tanto (y esto es inevitable), tendremos que valernos de medios menos ortodoxos. Seguimos informando…
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