La única adaptación del papel al celuloide, vía “acción viva” (live action), que de hecho podría tener éxito durante el próximo año, no sólo entre el público fanático, es la traducción fílmica de la travesía épica de Aang, el último nómada aire.
Las adaptaciones venden. Desde el inicio mismo del cine, productores y realizadores descubrieron que el ganso de los huevos áureos se encuentra revuelto entre papel y tinta. Era cuestión de tiempo para que las musas se diversificaran hacia al cómic, aquella “no-literatura”, el patito feo de la producción artística.
Después de recordar la huelga de escritores (mejor conocidos como guionistas) del año pasado (y enojarse o reír un poco con ella), es preciso develar una regla de oro de las marquesinas estadounidenses: reescribir es mucho más barato que arriesgarse a innovar. Los ejemplos son abrumadores y demasiado recientes. Los resultados regularmente convencen a los neófitos y desconciertan a los enterados. Es bueno saber que la adaptación de Avatar, que llevará por título oficial: The last Aribender, es interna, y ello consuela bastante.
La cinta estará lista para estrenarse hacia el verano del año próximo, mientras tanto, ya es la adaptación cinematográfica más esperada en los círculos friqui norteamericanos, justo después de El Hobbit y su lejana Nueva Zelandia.
1 comentario:
Sólo falta esperar avances y nuevas noticias, ojalá no decepcione a los fans. Esta muy bueno tu blog, me gustó lo que subiste de Ponyo, vi una parte en una clase de japonés, a ver cómo resulta en las salas de cine. Saludos!
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