viernes, 3 de julio de 2009

Hatsukoi Limited, seducción adolecente

El primer amor es casi siempre una experiencia de aturdimiento mental. Una etapa de exploración antipersonal. Es el momento en donde uno mismo no se basta y no le basta tampoco su hogar.


Es por ello que la primera atracción irresistible por el otro ocurre en un periodo de constante inestabilidad: la adolescencia, la “nueva” edad. Antes, cuando cinco o seis generaciones vivían y morían todas ellas en el mismo siglo, no había tiempo para enamorarse, no existía (con amplitud) dicha acepción. Lo que apremiaba era la supervivencia nominal, eran las hormonas quienes sellaban el compromiso entre dos. Ahora, todo es en definitiva más cuidadoso y complicado. Más estresante y feroz.



Hatsukoi Limited (初恋限定), inicia con una pregunta irrebatible en la edad media: “¿alguna vez te has enamorado?”. La respuesta inmediata viene seguida siempre de un gran suspiro: “ser una chica adolecente sólo es un problema tras otro…”


Comienza la historia. Un puñado de jovencitas adolecentes experimentan ahora el sentimiento primario del enamoramiento. Perciben ya ese calor en el pecho, ese temblor en las piernas, ese potente ardor carmín en las mejillas; el nerviosismo antes del suave beso, el cosquilleo de unas manos que se buscan sin remplazo. Experimentan ya la honda huella del rechazo, el profundo dolor de no ser quien se pretende anhelado.


Hatsukoi está plagado de encuadres “promisorios” y acercamientos acertados. Artilugios comunes en las comedias románticas para adolecentes varones. La particularidad única de Hatsukoi es el matiz genérico: la serie surge en formato manga desde los dedos de una mujer.


La diferencia es sutil pero contundente. Los mangakas varones dibujan siempre lo que quieren ver, porque lo saben, lo sienten; es un proceso natural de esteticismo erótico. Mizuki Kawashita (Lilim Kiss, Ichigo 100%) no. Ella dibuja desde el punto de vista de la mujer. Desde una base de conciencia de poder. El poder que los jóvenes cuerpos femeninos tienen sobre la mente de cualquier hombre. Ella traza entonces desde perspectivas permisivas pero rígidas. Muestra sólo hasta dónde debe mostrarse. Y lo hace con estilo, belleza y dignidad.



Su trazo recuerda de inmediato al maestro Katsura (I’’s, Zetman), esa suave línea perfecta, esa leve ausencia de capas; ese apego a la proporción, a los rostros simétricos y a la delgadez oriental; por último, ese regocijo inmenso de quién dibuja sin cesar.


El manga se publicó en la Shonen Jump de Shueisha entre octubre de 2007 y mayo de 2008. La versión animada llegó a pantalla chica en la primavera del presente año, contó con 12 episodios y recién finalizó emisiones el mes anterior.


El anime, he de decirlo, hace completa justicia al estilo, tono y tiempo del cómic original. Es una transición apegada, divertida y admirable. Incluso podría asegurarse que el diseño de personajes (el punto más fuerte del título) supera en belleza a los diseños de la propia Kawashita.


La serie, si bien no pretende una gran historia, sí conquista desde el punto de vista estético. Y, en esto en televisión cuenta, y cuenta demasiado. Tal es la confianza en la simetría facial de sus pequeñas colegialas que el video promocional inicia con una pregunta “¿alguna vez te has enamorado?” y termina con otra: “ahora, ¿estás enamorado?”



PD1: pica en la imagen si quieres escuchar el tema de entrada utilizado por la serie: "Future Stream" por las chicas de Sphere (advertencia, puede ser de una melosidad muy contagiosa).


PD2: Bájate los capítulos del anime cortesía Athena no Seinto, y los 4 tomos de manga gracias a Ultimate Manga y MCAnime.


No hay comentarios: