Hoy tenía flojera. Una flojera inmensa que alimentó con naturalidad el ocio. Un ocio que es, en principio, observancia. Órbitas apesadumbradas que miran con pesadez su entorno. Y encuentran en las sombras imágenes nuevas. Colores opacos que brillan apenas…
Encontré en dicho trance imágenes de trazo anónimo que diversos comercios locales adoptaron para ilustrar los provincianos calendarios que obsequian a sus clientes. Pinturas que a su vez fueron modificadas por anónimos camaradas. Gente que encontró pegotes al inaugurar su empaque de papitas y decidió invertirlos a favor de la estética, de la transgresión o la risa. Muestro ahora la primera Intervención Anónima encontrada ésta en la sala-comedor-estancia de casa.
Intervención Anónima I: Bernard “Barney” Gumble
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