“El James Bond del siglo XIX…”

Dicho fue el comentario que mi hermana formuló luego de observar el avance cinematográfico de Sherlock Holmes, la nueva cinta de Guy Richie (Snatch, RocknRolla), una esperada adaptación al celuloide que se inspira en el arquetipo inglés del detective privado, un excéntrico y muy educado drogo, vástago intelectual de Sir Arthur Conan Doyle (1859-1930).

Y pareciera que de verdad eso pretenden los impulsores de la cinta. Bueno, excepto por el nulo acento inglés de Robert Downey Jr (Iron Man), quien por cierto, no da el ancho en el papel, y me refiero ahora en estricto a la constitución de su nariz (lean Estudio en escarlata).

Sinceramente, no guarden esperanzas en el filme: Habrá explosiones continuas, duelos bufonescos a la Jackie Chan y romances de cinco minutos; artes marciales mixtas, escenas eróticas y box. Estará ahí Watson reducido a sobrio patiño y la femme fatale marca Hollywood. Habrá de todo, menos los ingredientes que definan la identidad verdadera de Holmes, una personalidad tan entrañable que sus fanáticos alrededor del mundo siguen buscado entre las humeantes calzadas londinenses el número 221B de Baker Street.

25 de diciembre, estreno en cines